El pasado viernes tuvimos una reunión en la oficina y el jefe nos exigió que a partir del próximo lunes pasáramos un reporte diario de todo lo que hagamos. A continuación el único reporte que hice y que me dio pena entregar:
7:50 a.m.: Marco la tarjeta. Soy un trabajador muy puntual.
8:00 a.m.: Me siento en mi escritorio y prendo la computadora.
8:10 a.m.: La computadora tardó 10 minutos en arrancar. Voy a recomendar que nos coloquen equipos más rápidos. No puede uno estar perdiendo tiempo. Y eso que apenas hace dos semanas me la trajeron recien formateada por lo mismo. El técnico de Soporte a Usuarios me dijo que no descargara barras de herramientas y no usara Ares ni Emule, pues eso la ponia mas lenta. Yo le dije que "eso se había descargado solo".
8:15 a.m.: Abro mi correo corporativo. Hay 5 correos de clientes solicitando información. Me toma 20 minutos contestar los 5 correos. Un promedio de 4 minutos por correo. Soy un trabajador muy eficiente.
8:35 a.m.: Abro mi correo personal. Tengo 50 correos nuevos. Solo abrí 5: solo los más urgentes: 4 presentaciones en Powerpoint sobre lo bello del amor, la crueldad contra los animales y otros dos que no me acuerdo. El otro correo era una invitación a ver las fotos nuevas de mi amigo de la infancia. Que bárbaro ese Julian: tomándose fotos sobre una canoa en el Orinoco. Tiempo empleado: ¿Qué? ¿Una hora? Tengo que ponerme a trabajar.
9:35 a.m.: Reviso la bandeja de pendientes. Hay 3 informes que me pidieron desde hace una semana. Comienzo a trabajar en el primero. Suena el teléfono. Es mamá: Quiere que le saque fotocopia a mi cédula para llevarla al banco. Cuelgo y me voy a la fotocopiadora de la oficina. Saco la fotocopia de la cédula. Allí me conseguí con Susana. ¡Qué chica tan simpática es Susana! ¡Lástima que tiene novio! De todas formas le invito un café. Veo el reloj y son las 10:00. Ya es hora del Coffee Break.
10:30 a.m.: Vuelvo a mi escritorio muy contento pues Susana me contó que había terminado con su novio. ¡Ahora le puedo caer! ¡Qué mal que tuve que pasar 30 minutos escuchándola hablar pestes de su ex! Por su culpa no he podido avanzar en el informe que tengo que entregar. ¡Es que hay gente desconsiderada con los demás!
10:35 a.m.: Vuelvo a comenzar a trabajar en el informe. Me llega un PIN. Es Susana. Me agradece que la haya escuchado. ¡Ay papá! La tengo donde quería. Le contesto que estoy a la orden. Recibo otro PIN de Susana. Me pregunta que si puedo darle la cola en la salida de la tarde. “¡Claro preciosa!” le contesto. Otro PIN de Susana: “Muack! Gracias amigo”. No me gusta eso de “amigo” pero por algo se empieza.
10:50 a.m.: ¡El informe! Comienzo a trabajar en él. No llevo ni 2 párrafos redactados cuando suena el teléfono. Era el jefe preguntando por los 3 informes pendientes. Le contesto que los tengo casi listos, pero que he estado atendiendo toda la mañana unos correos de unos clientes. Me dice que los necesita para mañana sin falta. “Está bien jefe. No se preocupe.”, le contesto.
11:00 a.m.: Ahora sí que tengo que apurarme con los informes. Ya llevo 30 minutos escribiendo y me duelen los ojos y las manos. No dejan de llegarme PINes al móvil, pero haciendo un esfuerzo sobrehumano he podido contestarlos sin retrasar tanto el trabajo de los informes. ¡Ya voy por párrafo 5 del primer informe!
11:30 a.m.: Suena el teléfono. La jefa de Recursos Humanos me llama urgente a su oficina. ¿Qué querrá la vieja metiche esa? Cuando uno está más concentrado en el trabajo viene y lo interrumpe con sus boberías.
11:40 a.m.: Me presento en la oficina de Recursos Humanos. La jefa me pide que me siente y que le preste mi cédula de identidad para sacarle una fotocopia. Saco mi cartera y no encuentro mi cédula. ¡Pero si yo la tenía esta mañana! ¿Dónde la habré dejado? Miro a la jefa y me muestra mi cédula. “Estaba en la máquina de fotocopiar”, me dice.
12:00 p.m.: Voy camino a mi casa. Me han suspendido por tres días por usar los recursos de la empresa para asuntos personales. Pero igual tengo que entregar los informes mañana por correo electrónico. Si no lo hago estoy despedido. ¡Qué injusticia! ¡Yo un trabajador tan puntual! ¡Me mato trabajando toda la mañana y me regañan por una simple fotocopia! ¡Si no fuera porque me hace falta el trabajo renunciaría inmediatamente! Espero que la computadora de mi casa encienda hoy. Ese si es un "pote" en comparación el "avión" que tengo en la oficina ¡Ay me olvidé que le prometí a Susana que le daría la cola a su casa! Será que venga a las 5:30 la lleve y me devuelva. Si sigo así este trabajo me va a volver loco.
1:00 p.m.: Llego a mi casa y mi mamá me pregunta que hago allí tan temprano. Le digo que me suspendieron por una bobería. Me pregunta que si le traje la fotocopia de la cédula. "Claro, mamá ¡Yo no soy ningún irresponsable!"