Bienvenidos

Hola, mi nombre es Imerio Matos. He creado este blog para expresar muchas ideas que rondan por mi mente. Algunas están relacionadas con temas polémicos otras simplemente con gustos y proyectos que me gustaría emprender. Mi intención es colocar aquí cuanta cosa me llame la atención, desde un verso hasta una receta de cocina, desde una crítica hasta consejos de horticultura o crianza de animales de granja.

Son bienvenidos los comentarios respetuosos y sinceros. No son bienvenidas las notas cínicas, sarcásticas o maliciosas.


viernes, 5 de noviembre de 2010

Analfabeta

Recuerdo la última vez que visité una librería. No fue hace mucho, apenas unos meses atrás cuando tuve que comprar la lista escolar de mi hija menor. Montañas de libros había a mi alrededor: novelas, textos de investigación, revistas, libros de cocina, de manualidades, diccionarios, libros de autoayuda, poemarios, y un largo etcétera.

Pensé en el tiempo invertido no solo en “fabricar” tan inmensa cantidad de material sino también en “crear” y plasmar las ideas de sus respectivos autores. Pensé también en lo que haría la tecnología cuando entrara totalmente en esas librerías: en vez de libros la gente compraría CD, DVD, Pendrives o cualquier otro medio electrónico para cargar esos textos en sus computadoras, teléfonos y tabletas. Pensé que hasta el digno empleo del librero sería eliminado y sustituido por un anónimo servidor desde donde descargar, previo pago con nuestra tarjeta de crédito, la obra literaria de nuestra preferencia. Ese día en la librería, como buen informático, le pregunté a mi esposa por qué la “enciclopedia” que le pedían a mi hija en su lista escolar no venía en formato electrónico, si el caso es que ahora todo es “copiar y pegar”.

No creerán que no me da cierta nostalgia por leer a la antigua usanza. Es realmente relajante tomar un buen libro de cubierta dura, de esos que cuentan con un olor característico y junto a una taza de té, café o tu bebida favorita, disfrutar de una historia apasionante o simplemente indagar sobre un problema o tópico de interés general. En casa de mis padres había muchos libros. No tantos como yo hubiera querido, pero suficientes como para cultivar en mí el amor por la lectura. Claro, no le ganaban a la televisión, pero la competencia era férrea.

Mientras estaba en esa librería, soñé con la utopía de que todo estuviera en formato electrónico. Incontables volúmenes de información, todos los conocimientos que ha adquirido la humanidad en una inmensa biblioteca virtual donde cada quien adquiriera y leyera todo lo que quisiera.

Yo se que este sueño no es nuevo. Muchos antes que yo han tratado el tema. Pero lo traigo a colación porque la triste realidad es que no importa cómo se presenten las obras literarias, no hay quién las lea. Es la misma tecnología la que ha condenado la lectura. Desde la televisión hasta el twitter, pasando por mi preferido "el facebook", todo está diseñado para que la gente no lea y menos escriba. Y como la gente no lee, pues no aprende a escribir. Y como no lee y no escribe finalmente empieza a hablar de manera que resulta críptica, y en muchos casos ofensiva, para quienes culminamos el sexto grado de educación elemental.

Mucha gente cree que una “cita” siempre es un encuentro romántico con alguien, sin saber que también se refiere a un fragmento de un discurso o un escrito producido por otra persona. Los comunicadores sociales y locutores de radio y televisión de Maracaibo en vez de usar correctamente el gentilicio “maracaibero”, repiten hasta el cansancio el inventado “marabino” (hasta la wikipedia lo usa) o el insultante “maracucho”. La juventud de ahora no se preocupa por saber “quién mató al Mar Muerto” o si la obra maestra de Leonardo Da Vinci se llamaba en verdad “la Momia Luisa o la Anaconda”. Los errores ortográficos ya no son solo comunes en la escuela de párvulos sino que hasta estudiantes universitarios y egresados de postgrado en vez de escribir “hacer”, escriben “azer”.

¿De qué vale entonces saber cómo funciona la “bolita” del BB si los mensajes que enviamos son verdaderas obras de arte del jardín de infantes? ¿Quiénes son los analfabetos? ¿Nuestros padres y abuelos que se sorprenden de que moviendo el “ratón” también se mueve el cursor en la pantalla de la computadora o nosotros y nuestros hijos que en la tarjeta de matrimonio escribimos que nos vamos a “cazar con fulano de tal”? Yo me pregunto ¿traerán palomitas, iguanas, conejos o yaguasas?

2 comentarios:

  1. diigameeh lozz qee ezzkrivenn aziihhh -.-"

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  2. A mi tambien me gusta leer de un libro y no de una fria pantalla, segun una encuesta que lei hace un tiempo a la gente que de verdad le gusta leer prefiere hacerlo de la forma tradicional, libro en mano, olor caracteristico y bebida favorita a la mano, tambien se que esta en desarrollo un dispositivo que emulara el brillo del papel tal cual como el de los libros, pero creo yo que mientras estos dispositivos no emulen ese olorcito que sale de los libros, muchos seguiremos prefiriendo la forma tradicional, aunque no hay que negar que los medios electronicos no permiten el acceso a incontables cantidades de informacion de forma casi instantanea.

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